Por Vicent Ríos

Nada hacía sospechar a Eloy la sorpresa con la que se encontraría el viernes al ser invitado a la comida de fin de curso del claustro general de educadores y personal de administración y servicios.
Previamente, lo que parecía una visita de cortesía a una de las nuevas aulas de Bachillerato se convirtió en un sentido homenaje en forma de placa con la leyenda que reproduce el titular de este reportaje y que venía acompañada de la apostilla “en agradecimiento a su labor docente”.
Jubilado el pasado curso, las restricciones por la pandemia impidieron celebrar en su día este reconocimiento, que hemos podido preparar con tiempo en esta ocasión.
Y es que Eloy es todo un referente en Salesianos Burriana y también en la ciudad. Durante casi cuatro décadas, 37 años para ser exactos, ha transmitido su pasión por la Biología y las ciencias a centenares, miles de alumnos, muchos de los cuales han descubierto su vocación gracias a él y han seguido sus pasos en las facultades de ciencias de las diferentes universidades.
Con su característica barba, su bata blanca, su maletín, su laboratorio (ahora sí será el suyo para siempre), sus vastos conocimientos científicos, su humildad y su particular sentido del humor, Eloy González ha sabido dar un toque especial a sus clases y su figura siempre será recordada por quienes tuvieron la fortuna de tenerlo como profesor.
El laboratorio Eloy González Ferrer también es obra suya: sus fondos, la organización de las distintas colecciones… en definitiva, su ecosistema, su lugar en el colegio, su clase.
Qué mejor homenaje para Eloy que grabar su nombre para siempre, en letras grandes, en nuestro (su) laboratorio.
¡Enhorabuena y feliz jubilación!